miércoles, 13 de junio de 2012

PIÉROLA Y EL EPISODIO DEL TALISMÁN


En 1874, Nicolás de Piérola se embarcó en una nueva aventura revolucionaria contra el presidente Pardo. A bordo de una nave de nombre "Talismán" (10 de octubre) él y 48 hombres (entre ellos Bogardus y Guillermo Billinghurst) salieron de Quinteros (Chile) con dirección al Perú tratando de desembarcar en Pacasmayo pero al no poder hacerlo una Junta de Guerra decidió dirigirse a un puerto del sur, eligiendo el de Pacocha que tenía para la fecha una guarnición de tan solo doce o quince hombres, sin conocer que el capitán de navío don Miguel Grau, al mando del “Huascar”, había sido encomendado para patrullar los puertos entre Pisco y Arica.
“Al anochecer del 30 de octubre el Talismán estuvo frente a las islas Tres Hermanas, que creyeron equivocadamente era Punta de Coles donde casi son descubiertos por la corbeta Unión que pasó bastante cerca de ellos. Finalmente el 31 de octubre pusieron resueltamente la proa en dirección a Pacocha. Para no despertar sospechas encendieron las luces a tope y de los costados que hasta entonces no habían usado, y aun cuatro más en el palo trinquete, que era la señal que empleaban los vapores de línea para indicar el número de lanchas que necesitaban para descargar. Eran las 6:30 p.m. del 1º de noviembre. Allá iba a tierra Piérola y su diminuta hueste, en pequeño barco, sin víveres, sin agua, ni planes definidos, pero al mismo tiempo, gallardo, inflexible, temerario”.
En el puerto el Capitán de Puerto, Capitán de Corbeta Germán Paz pidió subir a bordo, siendo  inmediatamente tomado preso y conducido a la presencia de Piérola, quien lo sometió a un interrogatorio a fin de determinar la fuerza con que contaba el puerto. Paz aumentó el número de efectivos a cincuenta pero, como se contaba con informes anteriores, supieron al instante que el capitán mentía. Se dispuso luego que dos botes del “Talismán” impidiesen que las lanchas que rodaban la nave regresasen al puerto a dar la alarma mientras 37 expedicionarios desembarcaron en cuatro lanchas; la primera estaba al mando del Coronel Escobar, la segunda al mando de Coronel Larrañaga, la tercera al mando de Zubiría y la cuarta al mando del Capitán Serrano, quedando a bordo Piérola, Bogardus y nueve oficiales más. “El diminutivo convoy de lanchas tenía previsto desembarcar en un punto al que denominaban La Picuda pero el improvisado guía no logró encaminarlos bien, de tal modo que sólo tomaron tierra por el antiguo puerto de Ilo, poniéndose de inmediato en marcha hacia el pueblo, ubicado a legua y media de distancia. Eran aproximadamente las 9:30 de la noche”.
A esa hora, la casi totalidad de la población de Ilo y la guarnición del puerto se encontraban presenciando una función de teatro en las instalaciones del cuartel, en donde se había improvisado un escenario. Al aparecer de improviso los desembarcados, cundió la desesperación y, en la confusión reinante, se escucharon algunos disparos que dejaron tres heridos entre los que se pudo identificar a una mujer. El ataque fue sorpresivo y la defensa nula. Al saber lo sucedido y al estar despejado el peligro, Piérola ordenó el desembarco del resto de la tripulación y de los pertrechos. En el muelle, frente a muchos curiosos y simpatizantes congregados, Piérola, en su calidad de Jefe Supremo, lanzo una arenga y se dirigió al puerto de Pacocha en donde instaló su cuartel general en las inmediaciones del ferrocarril, en el que se empezaron a cargar los pertrechos que se encontraban a bordo del “Talismán”. A las cinco de la madrugada del día siguiente, sólo dos vagones del ferrocarril estaban cargados, amontonándose en el muelle gran cantidad de bultos capaces de llenar dos vagones más. En la bahía algunas lanchas esperaban ser descargadas sin tener la capacidad de hacerlo en un tiempo relativamente rápido, pero el grueso de los pertrechos estaban todavía a esa hora en el interior del buque pierolista.
A eso de las cinco de la mañana y con órdenes expresas de apresar a los revoltosos, hizo su aparición en el horizonte el “Huascar” comandado por Miguel Grau. Los cálculos situaban al monitor a unas 20 o 25 millas y a escasas dos horas del arribo al puerto, por lo que Piérola y los suyos tuvieron apenas tiempo para terminar de subir algunos bultos, embarcarse y partir con dirección a Moquegua; camino a esta ciudad, Zubiría, uno de los acompañantes de Piérola, recordaría luego que “cuando ya el convoy subía a las alturas que dominaban a Pacocha vimos al Huáscar muy cerca del muelle, a donde había atracado momentos antes el Talismán para concluir la descarga, que largaba el ancla y echaba los botes al agua para apresar a éste”. Basadre señala que "con esta captura a Piérola no le quedó otro camino que partir de Ilo a Moquegua, utilizando el ferrocarril mandado a construir en 1871 por Balta."
De acuerdo a su informe posterior, Grau zarpó del Callao el 22 de octubre dirigiéndose hacia el sur llegando hasta Punta de Coles. El 1 de noviembre se avistó un buque en el fondeadero de Pacocha, escribe Grau, “que llamó mi atención, acto continuo di la mayor fuerza a la máquina y una vez cerca reconocí que era el Talismán, ordenando inmediatamente fuera un oficial con la gente necesaria para apresarlo y tomara posesión del buque remitiéndome a éste al piloto y demás individuos de la tripulación”. Capturada la nave, Grau dio orden de que el Capitán de Corbeta Leopoldo Sánchez asumiera el mando de la misma para conducirlo al Callao.
Luego de despachar al buque, Grau partió hacia Arica, desde donde telegrafió al Prefecto de Moquegua a fin de coordinar acciones para eliminar a los revoltosos. El ya señalado Capitán de Corbeta Leopoldo Sánchez, encargado de conducir al “Talismán” hacia Callao, aporta en la documentación que redactó a sus superiores, datos al respecto; dice que “encontrándose en el puente del Huáscar en compañía del comandante Miguel Grau, Jefe de la Escuadra de Evoluciones, como a cinco millas aproximadamente de Pacocha, vieron el tren que subía a gran velocidad perdiéndose de costa minutos después. Esto despertó sospechas ordenando Grau entonces apresurar la marcha. Aproximándose más el Huáscar al fondeadero vieron un vapor cerca del muelle, no pudiendo reconocerlo bien por estar el tiempo cerrado y por la mala calidad de los anteojos. Sin embargo poco después se dieron cuenta que por su arboladura, falta de bauprés y el corte de su casco, el que estaba en Pacocha no era ninguno de los buques que traficaban en la costa sur. Grau ordenó entonces arriar una de las falcas de babor y alistar la artillería, gobernando a toda fuerza sobre el vapor sospechoso. Posteriormente el jefe de la Escuadra de Evoluciones ordenó al comandante Sánchez que se arriase una embarcación al mando del teniente segundo Diego Ferré para que investigara al vapor –que lucía bandera británica- y lo tomara en caso se tratase del Talismán”. Al mismo tiempo se acercó hacia el Huáscar una lancha en la que venían el Capitán de Puerto Germán Paz y el Capitán de Corbeta Daniel de la Torre Ugarte. Ambos informaron a Grau de los acontecimientos y de la partida de los rebeldes hacia Moquegua.
Finalmente Grau ordenó hacer un inventario de la carga dejada en la bodega y en las lanchas; ésta consistía en 83 cajones que contenían 10 rifles Sneider cada uno, 14 cajones con 10 rifles Chasseport, 2 cajones con 39 revólveres Lafouchet y 1 950 cápsulas, 186 cajones con 1 000 cápsulas cada uno, 79 cajones con 1 000 cápsulas cada uno para rifles Sneider, 53 tarros de plomo en barriles, plomo en varillas, 41 barriles de pólvora para rifle, 19 barriles de pólvora para cañón  de a 100 libras cada uno, 50 cajones conteniendo vestuario, menaje y equipo militar. En total eran 534 bultos.
Piérola pernoctó en el Alto de la Villa y al día siguiente ingreso a la ciudad siendo recibido con mucho entusiasmo por su población siendo declarado Jefe Supremo de la República, con cuyo cargo elevó a Moquegua a Provincia Litoral y procedió a convocar a elección del nuevo Prefecto resultado electo don Julio Chocano. Dos proclamas, una dirigida a los moqueguanos y otra al ejército, dejaron en claro su actitud con respecto al gobierno de Manuel Pardo al que acusaba de estar podrido por la corrupción. Partió luego hacia Torata en donde tomó conocimiento de los movimientos de las fuerzas gobiernistas.

Fuente: Instituto de Estudios Histórico Marítimos del Perú. Tomo IX. Vol. 1